Y de repente, todo se terminó…
Lo que parecía el cuento de hadas hacia una relación madura y fuerte, se desvaneció en el aire, entre silencios incomodos y una terminación anticipada y sin explicaciones ni razonamientos de por medio, sin epitafios ni tumbas en las cuales llorar o llevarle flores, en la inmensidad del universo, dejando un vacío de insatisfacción y de dolor. Sin embargo, hay que ser lo suficientemente fuerte para superar el hecho de que a veces unas personas estamos listas para dar el siguiente paso y otras simplemente no saben lo que quieren y precisamente no saben que al tocar la vida de terceros la afectan de manera inexorable. Pero ahorita el miedo y la vergüenza es el menor de los problemas para mi, porque yo se que estoy listo para vivir una vida plena y enriquecedora, primero conmigo mismo y cuando llegue alguien que esté dispuesto a volar, a lidiar con este huracán de emociones, llamado Adrián, será como una celebración de fuegos artificiales y bellos momentos para cerrar en la vida. Adrián es una persona que vale la pena por muchos motivos, el principal su hermoso y enorme corazón.
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